Gracias Maestro

Gracias Maestro

Ayer escuché por tercera vez en concierto a Facundo Cabral. Impresionante.
Disfrutando en el escenario de si mismo y con una clarísima visión de lo que es la vida, nos dio una lección del por qué estamos acá. Arrancó con frases de las que uno se lleva para ser más feliz y fue dejando en el escenario, lo que siempre deja, esperanza, ganas y gratitud.
Su simpleza lo vuelve siempre inmensamente sabio, buscando con constancia en el lugar correcto, donde está la esencia misma del hombre y las razones de su existencia. Cabral soltó, entre otras, esta frase que me llevo: “la vida es una fiesta y no podemos perdérnosla, vamos a quedarnos aquí, pero con la puerta abierta”.
Aunque a veces estemos distraídos siempre hay un nuevo día para empezar otra vez (para empezar de nuevo), para volver a ser libres de todas aquellas cosas que nos atan a nuestra mente. Vivamos con el corazón y agradeciendo a Dios ese regalo diario (que es la vida), el reflejo más grande de su generosidad, omnipresencia y amor.
Liberémonos de las cosas que nos atan a la tarjeta de crédito y de los miedos que heredamos, que nos vuelven esclavos de nosotros mismos y nos privan del presente eterno que es el hoy.
Cabral sigue fresco, joven y creciendo. Cantó temas como No soy de Aquí, Hoy es un nuevo día y Vuela bajo, entre otros. Dejando en los asistentes la satisfacción de haber sido elegidos para compartir una velada de lujo.
Quiero agradecerle por llevarnos junto a él, en cada una de sus vueltas al mundo y hacernos sentir que estuvimos ahí.
Aprendiendo que a veces nos equivocamos al vivir pensando que la meta es el destino y no el viaje en sí mismo.
Le agradezco también el hacerme saber, para no confundirme, que no tengo el derecho de ser feliz…….sino el deber.
Gracias a mis padres y, a mis amigos, Antonio y Álvaro por empalagarse de buenas emociones junto a mí en esta vivencia.
Y por último, una vez más gracias a ti, Facundo, por enseñarme esta línea, con la que cerraste el concierto y, con la que hoy me atrevo a cerrar yo….
“Gracias, por tu bello mundo. Altísimo Señor”